Despropósitos, delirios y contrasentidos.




01.01.2016




Hay cosas que se van a quedar a medias.
Porque solo tienen sentido con ciertas personas.
Pero las personas van y vienen.
Y se van.
He continuado con mi vida.
Me he dedicado a buscar pétalos para sustituir los que fueron 
arrancados.
Y a los perdidos también.
Me he convertido en un collage. En trocitos del ayer y perchas vacías de futuro.
También me gusta pasear el dedo por los surcos de mis mejillas antes de maquillarlos.
Es que no sabía como decir adiós.
Como cuando te despides de tu gato antes de ir a clase y cuando vuelves no puedes escuchar su ronroneo porque ha sido atropellado.
Y yace bajo el neumático de alguien que tenía mucha prisa.
O muy poca consideración.

Este año he pedido para reyes una brújula vertical
para encontrar planetas en el mar y corales en el cielo.
Hablo dos idiomas. 
Vale. 
Uno y medio. 
Y aún no sé como decir, (o en qué idioma decidir).
Siempre quise volar mientras arrastraba el talón por el asfalto.

Mi sombra me espera a los pies de mi cama con las piernas cruzadas y limándose las uñas, 
esperando a que acabe de llenar mi lista de propósitos de mierda que no voy a cumplir este nuevo año.
A veces me gusta jugar a pasar las hojas de mi último libro,
u otro cualquiera,
escoger una página al azar
y predecir mi futuro ajustándolo al contexto.
Eso que yo llamaba vacío, resultaba ser un vaso lleno.
Lleno de 'no puedo más'.
Te reto a correr en el mar,
o río arriba.
He leído que el corazón es un órgano enormemente flexible
que se adapta rápido a las condiciones cambiantes.
Nunca te interesó escuchar mis latidos.
Vamos, no te culpes.
Y ven a aceptar como yo que nuestro amor estuvo lleno
de despropósitos, delirios y contrasentidos.
Y vacío de manos llenas de piel y besos húmedos.

Esto del amor se me da genial. Acabo de hacer de Celestina entre una canción y la llama de una vela.
Y que me perdonen si pueden oírme
pero hoy culpo a mis hormonas de todo.

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