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Abismos

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... A veces siento que te debo cosas. Te debo miradas que sólo tú entendías. Que dicen "Sé que me entiendes". Te debo una caña o dos. O las que hagan falta para cubrir el tiempo que nos llevaría la conversación que nunca nos permitimos. Que enterramos en vida. Te debo algún que otro "Lo siento". Aunque no sé exactamente qué es lo que siento. Que nos diera miedo quizá. Siento que mi valentía no fuera valiente. Que no fuera sufieciente para contrarrestar tu cobardía. O viceversa. Pero el tiempo es lo que tiene. Que pasa y pasa. Y llega ese incómodo punto, sin comas, en el que sólo queda la opción de decir "Ya es tarde". A veces corro con el ansia de comprobar, que nada ha cambiado. Que los bares y la gente siguen ahí. Las canciones siguen sonando, y algunas miradas siguen brillando. Y yo estoy ahí para verlo. Si te pone los pelos de punta, cierra los ojos. Si te hace temblar cierra los ojos. Cierra los ojos en cualquier caso

Niebla

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Quiero convertirme en silencio. Hacerme callar. No enfrentarme. No alterar. La de fracturas que tapa una sonrisa... Fuiste niebla. Niebla espesa que cubre cada rincón pero no toca. No pesa. No interfiere. A estas alturas, a veces, me gustaría saber cuán ta s tormentas se han formado entre tú y yo. Es como un virus. El pasado. Las cosas pendientes. Y como virus tiene que salir por algún lado. Tiene que doler. Tiene que escocer. Tiene que quemar. Por eso te escribo. Cuando no puedo meter la melancolía en mis fotografías. O dejarte escapar tras las pinceladas de mi brocha. Cuando no puedo definirte. Te escribo. Me tienes que disculpar, no sé escribir sobre el presente que me acuna en algodón. Quiero hablar de lo que me pesa. De lo que duele . Dolía. Del ayer. Porque el ayer guarda lo que somos y lo que dejamos de ser. Y dejamos de ser por alguna razón. Y eso merece también su lugar.  Los miedos te hacen pequeño. Te encorvan la espalda dejándo su peso infinito s

Más que eso

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Debiste aprender a acunar el pasado. Si le pasas la mano no te escupe en la cara. Solo busca su lugar. Porque siempre estará ahí. A la sombra que tu cuerpo le da. * No le tengas miedo. Debiste no haberle dicho que volverías. Porque puede que te esté esperando. * Dice que te protegerá de futuros inciertos. Míralo a los ojos. Sé honesto. Es tu pasado. TUYO. Y no merece esto. ***  Perdona que te llame clavo ardiendo cuando fuiste más que eso.  Fuiste un túnel con luces y mil señales de salida.  Fuiste esas manos que impulsan a un niño que duerme en un columpio oxidado. Fuiste almohada en cuello roto. Caballero sin armadura, comido por enemigos que no te pertenecían. Fuiste valiente cobardía que no acabó de decidirse. /Almohada/ Y mientras tú, soplabas a mi nuca en una dirección arriesgada. /En mi cuello/ No pudiste saber lo que aún desconocemos. Pero fuiste clavo, pilar, base y cimientos. Perdona que te l