Ananas

Se despertó bruscamente. Mantuvo los ojos cerrados durante un momento y dejó sus pensamientos a la deriva. Había estado sudando. Podía sentir la camiseta húmeda y pegada al cuerpo. Le resultaba imposible pensar claramente en ese momento; sabía lo que estaba por venir y lo que tendría que hacer. Había estado esperando este día con ansiedad. Este iba a ser el primer día de un largo periodo de dolor. No quería molestarla preguntándole qué hora era, así que decidió que empezaría a hacer la maleta, dejándola dormir. Al ponerse en pie escuchó su voz. -¿Vas al baño?, preguntó. -No, respondió el con la voz muy baja. -Es la hora. -Son las 03:45, dijo ella. Fue al baño. 03:45. Aún quedaba tiempo. Otra hora para dormir junto a ella. Junto a ella. Sabía que su aliento no era el mejor. Habían estado bebiendo hacía apenas unas horas. Al volver del baño no la besó. Simplemente se volvió a acurrucar junto a ella, sintiendo su cálido cuerpo e inhalando su aroma. Cuando la a

Abril 2015 Me preparo para irme. Organizo mi maleta con sumo cuidado. Recorro cada rincón de mi habitación. No me gustaría olvidar nada importante. Y entonces te encuentro. En las flores secas. En las cartas de amor y de perdón. En la ropa que jamás te devolví. En las fotos. En los regalos de tu familia. En las cosas que no encuentro, porque aún tienes tu. En tu foto de carnet junto a mi pasaporte. En tu ropa interior, (en mi interior). La chica de la canción pregunta si estás conmigo o contra mí. Y con las lágrimas en los ojos le digo, que nos quedamos a medio camino. Entre el amor y el odio. Ni contigo. Ni contra ti.

28.05.2015 Yo que creí  que tu, y yo, éramos más que "nosotros". ...

Ha llovido. La brisa ondea la bandera de un país que me hace crecer. El sol se refleja en las gotas de lluvia atrapadas en las mesas. Creando destellos. Construyendo arco iris. El café se enfría ante mi lentitud. El cigarro se consume mientras escucho esa canción. Un pequeño gorrión ha venido en busca de comida. Hoy no ha tenido suerte. La tienda de souvenirs está desierta  y la cascada fluye  como día a día... Creando vida a su paso. Una mujer de unos cincuenta camina hacia el interior, creando ambiente en el local. En el alféizar interior  un par de botellas llenas de granos de café  decoran el espacio, albergando el polvo que el tiempo le regala. Una chica asiática  intenta acomodar el mechón de pelo  que baila con el viento. Fracasa. Los ojos de la polaca brillan, a sus veintitrés,  ante el atractivo plan de esta noche. Creo poder tocar las nubes  si alzara un poco los dedos. Hace frío. No hay metáforas en lo que mis ojos

Fl åm. 09.15 Ya olvidé nuestra forma particular de conjugar los verbos. La cuarta conjugación. Las terminaciones ridículas de algunos sustantivos. Y las nerviosas también. Vaya si tenía cosas que guardar. Más que cajas. Ya olvidé las ensaladas con miel y desgana  que preparabas en lo que yo llamo "nuestra ultima etapa". Cómo nos hacíamos aburrir. Vaya si te encargaste de hacerme olvidar. Mas que de hacerme reír. Siempre nos diferenció la métrica  con la que escribíamos el futuro. A ti te iba más lo del número fijo de sílabas. Eso sí, los acentos se te iban por los poros. y rimabas más bien poco. Yo. Mas de verso libre. y del arte abstracto. Siempre la ironía de una disciplina sin reglas claras. Todo por debajo de la piel. Faltaría mas. Pero no voy a olvidarte.  Solo me deshice de aquello que me hacia de todo  menos ágil. De todo menos. ...

5:23 am.  Abrió la puerta de hierro y cristal que daba a una de las calles más famosas de Barcelona. El humilde hostal estaba situado entre boutiques y tiendas menores que daban renombre a la misma. Paseo de Gracia, perpendicular a la Gran Vía barcelonesa, ofrecía una imagen peculiar a esa hora de la mañana. Los calcetines color mostaza llamaban la atención de algunos jóvenes de ojos perdidos que ya habían quemado la noche del miércoles. Se huele a Navidad. Miró al frente. Cruzó la mirada con una prostituta transexual que contaba minutos y entrepiernas apoyada en la pared justo en frente del hostal. Las tupidas cejas, gruesas y angulosas, depiladas con escuadra y cartabón llamaron su atención. Volvió a mirar hacia ambos lados de la calle. Ni rastro. Había llegado tarde. ...

Murcia 12.15 A veces y solo a veces volver a una calle  es viajar al pasado. Y ayer mientras lo esperaba, te vi. Y a ti. Y a ti... ...

Se acababan de despedir. El sonido de la primera puerta la hizo reaccionar. El cierre brusco de la segunda, la devolvió a la realidad. Se había marchado. Giró sobre sí misma un par de veces. Ambos sentidos. Como si eso le aportase más agilidad. Atinó a encontrar unos pantalones y el abrigo. Tarjetas de crédito bolsillo izquierdo. Móvil bolsillo derecho. Móvil bolsillo derecho. Tarjetas en el izquierdo. Llave de la habitación en mano se dirigió hacia las escaleras de un edificio que contaba historias a su paso. Escalones de madera maciza que crujían bajo sus calcetines mostaza. Mierda. Había olvidado las zapatillas.  3 minutos los separaban . ...

-Don't look at me like that. -Like what?  Like I wanna marry you?. Like the wondering ghost for a harbor Like the ground beneath the snow for springtime Like the believer for something to believe in Like the drifting castaway for shoreline I waited for you All the way through All the way down the line I waited for you I waited for you All the way through All the way down the line I waited for you I burned out my eyes on the horizon Sunups in the east and sundowns in the west I watched them all for just one reason Sun came up or down, I couldn't care less ...

50 poemas del milenio Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde ­ como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos ­ envejecer, morir, eran tan sólo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra. Jaime Gil de Biedma.

Y es que casi siempre me da esa agonía de recopilarlo todo. Como si ese pasado aún me definiera. Y sé que no sería lo que soy sin él. Pero me he comprado un nuevo cuaderno para ver lo que soy ahora. Y ahí me he visto. Pensando en empezar con viejos textos de otra Ana. He intentado mil caminos y probado mil técnicas. Pero acabo de caer en la cuenta. No estaba preparada. Solo me preocupaba coger mi propio sufrimiento y transformarlo en algo conmovedor. Precisamente, esa desesperada ambición me lleva a no tener nada. Excepto muchas bolas de papel y alguna que otra lágrima de más. Y esperando a que se seque el suelo en una cafetería del barrio de Chueca comienzo mi nuevo cuaderno. Tengo mucho que decir. 

Fl åm. 06.15 Una pareja de franceses de unos sesenta años hablan de manera brusca.  Un par de Heineken sobre la mesa.  Ella bebe más rápido. La puerta se abre y cierra cada pocos segundos.  A pesar del viento, el sol baña los rostros de los turistas.  El MSC Orchestra partirá en un par de horas dejando el pueblo lleno de historias.  De recuerdos efímeros. Los altavoces ambientan con un estilo "country" mientras una chica rubia  de unos veinticinco pasea lentamente su mano sobre la espalda de su acompañante.  Beben café y fuman mientras contemplan el paisaje.  Altas montañas que combinan colores de la recién llegada primavera con un breve recuerdo del invierno en forma de nieve en la cima. La bandera ondea hacia el oeste.  EL viento sigue ganándole la batalla al sol y algunas mesas son abandonadas por los turistas que se alejan en busca de un lugar menos expuesto al clima.  La tienda de souvenirs parece ser una buena opción.  Situada a unos doscient