Imanes de frigorífico

Flåm. 06.15




Una pareja de franceses de unos sesenta años hablan de manera brusca. Un par de Heineken sobre la mesa. Ella bebe más rápido.


La puerta se abre y cierra cada pocos segundos. A pesar del viento, el sol baña los rostros de los turistas. El MSC Orchestra partirá en un par de horas dejando el pueblo lleno de historias. De recuerdos efímeros.

Los altavoces ambientan con un estilo "country" mientras una chica rubia de unos veinticinco pasea lentamente su mano sobre la espalda de su acompañante. Beben café y fuman mientras contemplan el paisaje. Altas montañas que combinan colores de la recién llegada primavera con un breve recuerdo del invierno en forma de nieve en la cima.

La bandera ondea hacia el oeste. EL viento sigue ganándole la batalla al sol y algunas mesas son abandonadas por los turistas que se alejan en busca de un lugar menos expuesto al clima. La tienda de souvenirs parece ser una buena opción. Situada a unos doscientos metros, veo a la gente entrar y salir con sus recuerdos. Imanes de frigorífico que recordarán para siempre este día en una montaña cualquiera.

Sigo sentada con mi café latte a la mitad. Un chico joven con botas de piel y demasiada gomina en el pelo accede a la terraza del local con la única intención de hacer una foto. Otra manera de recordar este día en una montaña cualquiera.

Un hombre de no más de treinta y cinco, atractivo, ocupa una mesa para dos. Da un sorbo a su copa de vino y juguetea con los cubiertos mientras espera su comida. La bandera sopla ahora hacia el este. Otra pareja decide marcharse.

Apago mi cigarro y doy el último trago al café. Decido alejarme dejando atrás una guitarra flamenca.

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